La semana anterior estaba
insoportable. No podía parar de pensar en cómo saldría. La idea del fracaso me
daba mucho miedo, pero, por otra parte, no quería renunciar a ver qué resultados habían dado los ratos de entrenamiento que, mal que bien, me había sacado del
cuerpo.
Yo, aunque no lo dijera en voz
alta, no quería traspasar la hora cuarenta, pero, en realidad, no tenía nada
claro que fuera capaz. Al fin y al cabo he estado casi un año en el dique
seco…
Tenía dudas de si ir con Quini,
Antonio y Perri, como el año pasado, tan sólo con la idea de terminar, o con
Guiller, que había venido desde Madrid sólo para la ocasión, pero, como digo,
en realidad tenía mucha curiosidad por “medirme”, por ponerme una cifra, una
marca…
Total que, tras una
semana en la que no me aguantaba ni yo, el domingo, me levanté
inexplicablemente tranquila. Decidí estrenar mis mayas nuevas, me preparé un desayuno de campeones y allí me presenté.
A la hora de la verdad, me
coloqué entre el globo de 1:40 y el de 1:45… Concentrada.
Y dieron la salida.
Al principio me sentí muy
perdida. No sabía muy bien si correr más o empezar más tranquila. Tuve miedo de
no coger el ritmo, y, quedaba mucho…
Por supuesto, no tenía
intención de mirar el reloj en toda la carrera, pero la pista te lo dan los globos: los primeros km. fui por detrás del de 1:40 pero los
corredores a mi alrededor de repente empezaron a protestar y a instar los corredores-lobo a que se ajustaran al ritmo adecuado, y, de
repente, me vi adelantando, no solo al globo, si no también a más y más corredores….
No iba mal. Pensaba: “¿podría ir
más rápido? Sí, pues entonces voy bien. Guarda algo para más tarde”
Pero el más tarde llegó mucho
antes de lo esperado, y, sobre el km. 9 o 10 iba ya pidiendo la hora.
Si hubiera estado más cerca de
casa, creo que me habría retirado. Respiraba fuerte, me faltaba el aire… en
definitiva, iba muy justita.
Por suerte, y la verdad que no sé
muy bien cómo, los km fueron pasando. Las piernas ganaron la batalla a la
cabeza.
En el km. 19, y ya mirando hacia
atrás temiendo que el globo estuviera más cerca de lo deseado, llegó la gran
cuesta del recorrido. Tiene más de 1 km, pero, inexplicablemente, no me costó demasiado superarla.
Y, lo mejor de todo, cuando llegué arriba, me di cuenta de que
prácticamente sólo tenía que dejarme llevar. Estaba ya cerquísima de la meta,
y, además, el último tramo pica un poco para abajo, así que, aunque era lo que
menos me apetecía, apreté los dientes e intenté no bajar el ritmo (subirlo era
algo impensable).
Como digo, no había mirado el
reloj en ningún momento, así que, cuando di la última curva y encaré el arco de
meta, y, por consiguiente, me enfrenté cara a cara con el crono…. No me lo
podía creer… ví una hora treintaiseiscincuenta… ¡Bueno! ¡Imposible! Supe que esos últimos metros no me iban a permitir llegar antes de 1:37, pero me valía. ¡Vaya que sí!. Al final: 1:37:11 oficiales.
Gracias a Dios todos esos
sentimientos se olvidan, aunque he de decir que en este caso me va a costar un
poco más.
Han sido muchas las circunstancias que me han llevado a dudar tanto del resultado. Estaba tan perdida que a veces pensaba que iba a hacer 1:44 y otras, en mis mejores pronósticos, que iba a hacer… lo que al final hice. Mejor tiempo que hace dos años… ¿Es un sueño o no?
Han sido muchas las circunstancias que me han llevado a dudar tanto del resultado. Estaba tan perdida que a veces pensaba que iba a hacer 1:44 y otras, en mis mejores pronósticos, que iba a hacer… lo que al final hice. Mejor tiempo que hace dos años… ¿Es un sueño o no?
Bueno, y luego, lo mejor:
celebración con amigos. Los que habían corrido y los que no. Todos pasando un
buen rato juntos.
Al día siguiente más resaca que
agujetas…
Realmente me he planteado muy seriamente
volver a apuntarme a más carreras, dado el estado de nervios de los días
anteriores. No me gusta tener que evitar hacer ciertas cosas que me gustan sólo
por estar a punto para una carrera. No me compensa. Al menos esta vez
Pero cierto es que hoy, que ya
han pasado unos días, empiezo a barruntar… qué pasaría si me apuntara a…......
- ......
Y en breve, si Dios quiere, habrá
que probar en la montaña….
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