martes, 4 de octubre de 2011

ARTÍCULO PARA OXIGENO

Aquí os dejo el artículo que he escrito para Oxígeno. Aunque, por supuesto, espero que todos la compréis para ver el reportaje completo...

Empezando por el final, ¡¡¡SOMOS FINISHERS!!!


El objetivo está cumplido. Ahora siento la satisfacción del trabajo realizado, pero durante todo este tiempo ha habido de todo. Es cierto que casi todo han sido buenos momentos: empezando por aquel primer día en Cercedilla, donde conocí a un grupo de gente increíble, y aquel trail por el monte guiados por el Kapi Pedales...Qué bien lo pasé..., pero también ha habido momentos de grandes dudas, de no saber si lo lograrás, de pensar: ¿seré capaz?

Desde aquella llamada telefónica comunicándome que había sido seleccionada para ir a la TAR, todo a mi alrededor se revolvió: a partir de ahí, el verano vino condicionado por el Reto. Las vacaciones planeadas desde hacía tiempo, se podían acoplar con la rutina de entrenamientos, así que salvo esos dos paréntesis, todas las semanas empezaban con un mail en el que Depa nos marcaba el tiempo y tipo de sesiones, y terminaban con nuestra respuesta a ese mail contándole cómo las habíamos llevado a cabo y cómo nos habíamos sentido.

Recuerdo también con mucha ilusión el día que fuimos a buscar la equipación que nos proporcionaba Gore-Tex a Barcelona, y el día que nos vimos en Madrid en La Finca para hacernos la prueba de esfuerzo, y una infinidad de llamadas de teléfono y correos relacionadas con el tema. Todo era nuevo y apasionante.

Pero un fin de semana grande de verdad fue el que quedamos todos en Asturias para participar en el Trail Valgrande-Pajares y al día siguiente entrenar juntos dando un espectacular "paseíto" por la base de Peña Ubiña acompañados de Santi Obaya y Eva. Ya estábamos muy cerca de la competición, y fue una especie de ensayo general para ver cómo llevábamos la preparación. ¡¡Qué agujetas al día siguiente!! ¡¡Aquello sí que fue duro!!

Al margen de la parte deportiva, este fin de semana estuvo marcado por los relatos de quienes ya han hecho la TAR años anteriores, y me di cuenta de que algo especial tenía que haber en ella para que todos hablaran con idéntica pasión.

Un par de semanas después de esto, ya estábamos en el aeropuerto. En mi caso, más que nerviosa, expectante. No tenía muy claro qué iba a pasar, lo que sí sabía es que si no hubiera sido por las circunstancias, jamás me habría atrevido a estar camino de Munich a disputar una prueba de la envergadura de la TRANSALPINE.
A la emoción del momento se unió por una parte el hecho de que a partir de entonces íbamos a tener que compartir viajes, hoteles, transporte y demás con los chicos del equipo de Trangoworld España y con Edurne Pasabán e Idoia Rodríguez, que aunque aún no lo sabía iban a ser parte muy importante de nuestra andadura en la TAR, y por otra, la desafortunada noticia de que mi maleta, con todo mi material y mi ropa, se había quedado en Barajas.

Y empieza la aventura...

Con Dani, desde el primer minuto, hubo una complicidad total. Al fin y al cabo no nos conocíamos más que de dos días en verano y de conversaciones casi diarias por mail, pero nada más. No era difícil pensar que quizás no nos lleváramos bien o tuviéramos diferencias importantes que nos pudieran amargar la estancia.

Al contrario: Para empezar, hasta que llegó mi maleta (5 días después), puso a mi disposición todas sus cosas, demostrando su generosidad y una familiaridad que yo agradecí muchísimo.


Merecida patada en el culo a Dani, jeejj
Además, allí la convivencia toma otro sentido puesto que no te separas de tu compañero en ningún momento: tanto en las horas de la carrera, como en los momentos antes y después lo compartes absolutamente todo, y al pasar tanto tiempo con una persona, es fácil que surjan roces . Sin embargo, entre nosotros siempre ha habido paz, y, si en algún momento hemos tenido algún desencuentro, lo hemos solucionado al minuto, y, además luego nos ha servido para reírnos de ello recordándolo.

En cuanto a la carrera...¡¡qué decir!! Es un evento de tal dimensión que no sé ni por dónde empezar.
En primer lugar: la organización impecable : una auténtica ciudad itinerante que se monta y desmonta en cada salida y llegada, un espiker animando durante las largas horas que pasan desde que llegan los primeros corredores hasta que lo hacen los úlitmos; una race office donde dirigirse ante cualquier problema; stands donde ojear o comprar nuevo material de trail....
Por supuesto lo más espectacular de la TAR es el entorno por el que discurre: senderos ascendiendo y descendiendo collados y montañas, las vistas, los paisajes...Todas las etapas están perfectamente balizadas, los avituallamientos completísimos y la asistencia durante la carrera siempre presente.

Pero lo que hace realmente grande a esta prueba es el ambiente que se crea entre todos los participantes. De repente tienes un vínculo común con un montón de corredores a los que con el paso de los días vas viendo con una familiaridad tremenda. A unos los conoces mientras corres-caminas durante las etapas, a otros en la salida-meta, a otros en la pasta party...En nuestro caso, además, había gente que nos reconocía por la revista, y se acercaban a saludarnos y a preguntarnos e interesarse, con lo que hemos vuelto con un saco lleno de nuevas amistades.


Además, con el equipo de Trangoworld España, que hemos compartido el día a dia, hemos establecido una buenísima relación, alegrándonos con sus victorias diarias y escuchando sus relatos sobre la vida en cabeza de carrera.

Creo que en realidad este es el verdadero espíritu de la TAR, y lo que la hace verdaderamente especial.
La vida allí es muy sencilla: Madrugar, desayunar, traslado a la salida, correr-beber-caminar-comer, finalizar la etapa, cerveza de recuperación, vuelta al hotel a ducharse, pasta party y descanso. Así dia tras dia.

Para los más desafortunados, con el peso de las etapas, a esa rutina se van añadiendo visitas a la enfermería. Una de las cosas que más llama la atención es precisamente esa: la cantidad de parejas que se retiran por lesiones o sobrecargas musculares. Por suerte nosotros no hemos tenido ese problema. Desde el primer día salimos muy tranquilos, conscientes de que nuestro objetivo era ser finishsers y reservando cada día fuerzas para el siguiente. Eso nos ha permitido acabar relativamente enteros.
Los días pasan volando, y, de repente, una mañana te despiertas y te das cuenta de que ha llegado el día: octava etapa, y, si todo va bien, lo habremos conseguido.

Creo que la impaciencia hace que esa etapa se haga eterna. No veía el momento de pasar bajo el arco de meta, y cuando llegó el momento, el batiburrillo de emociones que sentí me impide recordar lo que en ese momento se me pasaba por la cabeza...
Una alegría inmensa, unas ganas tremendas de abrazar a todo el mundo, de comentar cada detalle, de felicitar a los otros finishers y de ser felicitada también.
En ese momento no hay dolores, ni penas, ni malos recuerdos, tan sólo una mezcla entre el alivio por haber terminado y la amargura de saber que también ahí acaba todo.
Ha sido una época preciosa, uno de los mejores veranos de mi vida que ya nunca olvidaré. Gracias a Oxigeno por permitirme vivir este sueño.

6 comentarios:

Jorge M. Tomé dijo...

MI más sincera enhorabuena. Si a mi se me han puesto los pelos de punta leyendo el relato del paso por meta, acompañado por la fotografía, no me quiero ni imaginar lo que ha tenido que ser ese batiburrillo del que hablas.

A ver cuando nos lo cuentas con unas cervezas y así brindamos a tu salud.

Un abrazo.

Víctor dijo...

Genial el artículo Helena, la verdad es que al leerlo acabo de recordar otra vez más todo. Y si me lo permites remarco algunas de tus frases: <> y también en la que dices: <> La verdad es que me faltan esos días, a pesar de haber forzado durante las tres últimas etapas mi tendón de aquiles que parece que ya se va recuperando. Sufrir forma parte también de la TAR, pero lo mejor son las personas que conoces, esos loc@s para muchos y tan respetados por nosotros. Un abrazo muy fuerte y SI!!! SOMOS FINISHERS!!!

Víctor dijo...

Repito pero sin el código :P

Genial el artículo Helena, la verdad es que al leerlo acabo de recordar otra vez más todo. Y si me lo permites remarco algunas de tus frases: La vida allí es muy sencilla: Madrugar, desayunar, traslado a la salida, correr-beber-caminar-comer, finalizar la etapa, cerveza de recuperación, vuelta al hotel a ducharse, pasta party y descanso. Así dia tras día. y también en la que dices: De repente tienes un vínculo común con un montón de corredores a los que con el paso de los días vas viendo con una familiaridad tremenda. La verdad es que me faltan esos días, a pesar de haber forzado durante las tres últimas etapas mi tendón de aquiles que parece que ya se va recuperando. Sufrir forma parte también de la TAR, pero lo mejor son las personas que conoces, esos loc@s para muchos y tan respetados por nosotros. Un abrazo muy fuerte y SI!!! SOMOS FINISHERS!!!

HELENA dijo...

Muchas gracias, Jorge. Lo de las cervezas está hecho...aunque siemper lo decimos y luego...
Decid día y nos acercamos al Mystica, vale??

HELENA dijo...

Víctor, muchas gracias por tus palabras...qué te voy a contar de lo que se siente...
y lo peor de todo es la vuelta a la rutina diaria...pero nos quedamos con lo que sentimos y lo que nos trajimos de allí, verdad? Ojalá volvamos a coincidir por ahí. Un abrazo!!

COLIBREL dijo...

Jolín Elenica, que majo el artículo.
En muchas cosas que dices veo reflejado mi recuerdo de la TAR.
Subrayo que lo mejor es el haber disfrutado del ese buen ambiente cada día.
Ahora quedan atrás los momentos de sufrimiento que hacían dificil ir superando cada día. Pero es que todo se compensa con las imagenes que aparecen cuando cierro los ojos y pienso en TAR.
Objetivo cumplido: BE FINISHER!!
Ahora ....keep on running? isn´t?.
Bss.