martes, 27 de marzo de 2012

25-03-2012 CROSS DE CEBREROS

Por tercer año consecutivo, y para inaugurar la primavera, el pasado domingo participamos en el Cross de Cebreros, una carrera de montaña de 22 km, no muy exigente técnicamente, pero sí lo suficientemente rápida como para terminar con una paliza buena. Al menos yo.

Había ganas: Andrés es fan de esta carrera desde hace años, y Perrino la descubrió el año pasado y se quedó enganchado.
Este año, además, se apuntaron Piti, otro de la escuela de Andrés en cuanto a entrenamientos, y Samu, que se desvirgaba en esto de la montaña.
Cerraba el grupo Paquito, que también es ya un veterano en esta prueba.

Al lío: empecé un poco despistada, porque como éramos tantos en el grupo, uno: "yo voy de tranqui contigo!", otro: "voy a seguir tu ritmo"... al final, ya no sabía ni cuál era mi ritmo.
Prefiero ir un poco más concentrada, sin pensar en nadie salvo en mí, pero pronto la carrera fue poniendo a cada uno en su sitio, y tras los primeros 7 km aprox. (hasta el primer avituallamiento) en los que Paco me fue "llevando", todo hay que decirlo un puntito por encima de lo que habría ido si fuera sola, hice el resto de la carrera intentando no bajar el ritmo, esforzándome en caminar lo menos posible, y, (y mira que me jode) intentando no perder de vista a la fémina que me sacaba tan sólo unos metros.

A partir del segundo avituallamiento, comenzaba la bajada más técnica de la prueba, pero, al contrario que otros años, este año se me dio muy bien, y fui lo suficientemente confiada como para adelantar a la chica, que, según me decía todo el mundo, iba la segunda.
Grata sorpresa al terminar la bajada: Las tres Anas y Lucía, esperándonos para hacernos unas fotos y animarnos (perdón Ana, por el malentendido, jejejej), que falta nos haría teniendo en cuenta la bromita que nos esperaba a continuación.



Empecé a sentir que igual estaba forzando demasiado cuando me ví casi con la nariz en el suelo intentando dar las zancadas lo más largas posibles. Tuve miedo de "pasarme".


Menos mal que ya llegaba a la enorme antena  que preside toda la carrera y que señala el punto más alto, y desde dónde ya únicamente queda una larguisima bajada de unos 4 km.
No sé si de los nervios de verme arriba, del esfuerzo, o de apenas haber bebido agua en toda la carrera, los gemelos y los músculos de los pies empezaron a darme avisos de posibles calambres o agarrotamientos.
Pensé "no puedo tener tan mala suerte..." y me concentré en bajar intentando estirar bien las piernas y las plantas de los pies en cada paso, y, sobre todo, no ponerme nerviosa.

Pensando en algo que me distrajera, por fín llegué al pueblo. Como siempre, los últimos 200 metros los peores. Pero sí: lo había conseguido: Había llegado segunda y con un tiempo absolutamente de locura: 2:10:06.
Increíble.
A la llegada, otra vez un sentimiento de orgullo inmenso.
Comentarios, preguntas a todo el mundo, sensaciones, charlas atropelladas....
Y comida y bebida, muuucha comida y bebida. Noté el desgaste como nunca antes.
[nota mental: Error número uno: tengo que acostumbrarme a beber en los avituallamientos, que para algo están].
El resto del equipo también estaba contento: Andrés y Perri, juntos toda la carrera, habían bajado 9 minutos desde el año pasado



Piti, un tiempazo para no entrenar nada



 Samu impresionado por la dureza de este tipo de pruebas, muy contento,


y Paquito rebajando también el tiempo de otros años.


Vamos, que todos muy satisfechos:



Con el típico lío post carrera, y tras una ducha, nos fuimos a comer, que lo merecíamos y después pasamos una primaveral tarde disfrutando de las terracitas y el clima de Cebreros.

Sin lugar a dudas, la carrera en la que más he sufrido de toda mi vida. Creo que es posible que ese haya sido el tope.
Pero muy, muy, muy contenta.

3 comentarios:

Perry dijo...

ya no hay quien nos pare, corremos más de lo que pensamos jejejeje

Anónimo dijo...

solo nos podrán parar las lesiones jejeje, eres una auténtica máquina Helen!!

Alexx (Piti)

HELENA dijo...

Somos un equipo!!