lunes, 31 de octubre de 2016

PEDALES DE MINAS

"Puente de los Santos" incompleto,  pues tan sólo ha sido una aventurilla de fin de semana, pero muy bien aprovechada... De esas que molan, de las que no desperdicias ni un segundo entre cuatro paredes (a no sera que sea en los bares, desde luego), de las de aire fresco, de las buenas...

Trasteando por internet, descubrimos una ruta en btt de dos etapas por la montaña leonesa, en la zona del Valle de Sabero, completamente desconocida para nosotros. La temática son las antiguas minas que ahora ya están en su mayoría abandonadas.
Pensando que podía ser buena idea, allá nos fuimos sumidos en nuestra ignorancia.
El viernes dormimos en Riaño, y el sábado, nos trasladamos a Las salas para dejar allí la furgo y seguir el viaje en bici.



La mañana estaba muy fresca, aunque las previsiones eran de que la temperatura subiría hasta más de 20 de grados en las horas centrales. Días así no se pueden desperdiciar en la ciudad...

De todas formas, tuvimos que salir muy abrigados, que las brumas matinales no perdonan.


En seguida empezamos a sorprendernos de los paisajes, con los tonos otoñales, esta estación que fue antes mi pesadilla, y que ahora es probablemente mi preferida...
Mientras, una cómoda pista casi cubierta por completo de hojas, nos ponía en el pueblo de Remolina, donde, según habíamos visto, empezaba la parte dura del recorrido...
¡Y TAN DURA!

No puedo explicar cuando me vi con la bici prácticamente "de manos" intentado subir aquella interminable cuesta que, además, tenía su buena parte de barro y piedra suelta...
Vamos, que pies al suelo y a empujar bici toca...

Así nos tiramos un buen rato, con algunas treguas. Creo recordar que fueron unos 500 metros de desnivel para ir entrando en calor...


Menos mal que al menos las vistas mitigaban un poco el cansancio.

Tras esta primera "bromita" llegó la primera bajada, que (yo es que no me lo podía creer) tenía las mismas características que la subida, pero, además, con sus trialeras correspondientes... Total, pies a tierra de nuevo en los tramos más complicados.

Este buitre yo creo que me vio y bajó a esperar a ver qué pasaba...

Empecé a darme cuenta de que esta ruta se me iba a quedar grande...


Eso sí, como ya he dicho, los paisajes, IMPRESIONANTES.


Pasamos junto a una ermita y aprovechamos para comer algo y quitarnos ropa, que ya hacía demasiado calor como para pantalón largo.

La bajada continuó unos km más, aunque ya un poco más suave, lo que me permitió pedalear sin interrupciones durante un rato,que ya se agradecía.


En La Red paramos a comer aprovechando una fuente a la sombra, y decidimos bajar hasta Las muñecas por la carretera, y de allí subir, también por carretera hasta Ferreras del Puerto, aconsejados por un señor del pueblo que nos advirtió que el camino directo estaba muy deteriorado, y que adelantaríamos más haciéndolo así.

Una vez en Ferreras, y después de recuperar el aliento, emprendemos marcha de nuevo, y ¡sorpresa! otra súper pendiente, por camino de piedras sueltas y roderas.. ay Dios...
Yo empezaba a estar ya un poquito... cómo decirlo...

Y no sabía lo que me esperaba. Casi en lo alto del camino, un brusco giro nos metía literalmente campo a través entre maleza y carrascos para, una vez alcanzada la cima, bajar por una "senda" que me parecería peligrosa incluso para bajarla andando...

Andrés a punto de empezar la bajada

Creo que mi cara debía ser la misma que la del emoticono de ojos súper redondos que tiene cara de sorpresa extrema.


Hasta Andrés estaba ya un poco hastiado de tanto porteo de bici: una hora en total sin dar un sólo pedal.

En cuanto vimos a lo lejos el siguiente pueblo, lo tuvimos claro, los pocos km que quedaban hasta Sabero, donde pasaríamos la noche, íbamos a hacerlos por carretera.


A-LU-CI-NAN-TE

Desde luego, me ha cambiado radicalmente la imagen que tenía yo del ciclismo de montaña....

Una vez en Sabero, nos tuvimos que auto compensar con unas buenas cañas y tapas, que había mucho que reflexionar...

Por supuesto, decidimos modificar la ruta para el día siguiente, aunque sin renunciar a subir a la Camperona, puerto estrella del recorrido y que ha sido varios años fin de etapa de la vuelta ciclista a España.
Eso sí atajando parte de la ruta por carretera, porque si algo teníamos claro, era que el recorrido era muuucho más exigente (sobre todo técnicamente) de lo que nos habíamos imaginado.

Total, que el domingo salimos prontito hacia LA CAMPERONA, para "atacarla" cuanto antes y así quitárnoslo de encima.


Por supuesto, fue muy muy muy dura, pero ¡qué coño! por lo menos se podía ir montado en la bici!! (bueno, yo algo de pie también usé, hay que decir la verdad...)



Pero bueno, lo importante es el resultado, no?:



Ay! qué forma de sudar!!
Pero había que llegar



Y tras descansar un poco (me tiritaba todo el cuerpo) continuamos por una sucesión de sube-bajas por pista no todo lo firme que hubiera deseado, pero que, como no, nos compensaba con unas vistas insospechadas


Tras una primera parte bastante técnica,

Aquí una de las bajadas

por fin la pista se convirtió en un auténtico oasis de calma y pudimos bajar plácidamente hasta La Velilla de Valdoré disfrutando todo lo que no habíamos podido los dos días anteriores



 ¡así sí!

Y por fin, un avituallamiento rápido en Crémenes



¡¡y Las Salas!!, o, lo que es lo mismo: Relax, furgo, comida, descanso....

Este fin de semana ha sido un auténtico choque con la realidad de lo que es el ciclismo de montaña. No sospechaba que se puedieran denominar "ciclables" muchos de los sitios por donde hemos pasado, y no logro imaginarme cómo alguien puede hacer esta ruta sin bajarse de la bici.
Está claro que es otro nivel.

Pero como de todo se aprende, ahora me lo voy a pensar mucho, pero mucho mucho la próxima vez que decida irme a la montaña en bici...


No hay comentarios: