miércoles, 6 de mayo de 2015

TRANSLAVERA

Vamos encadenando fines de semana de furgo y montaña. Eso está bien. ¡Que dure la racha!.
En este caso, y como viene siendo habitual, hubo un cambio de planes de última hora, porque el proyecto que habíamos elaborado desde hacía un tiempo, peligraba por las predicciones del tiempo, que no terminaban de darlo bueno del todo.
Así que esta vez el destino fue la comarca de LA VERA. Cercana y desconocida.
El primer día salimos desde Jarandilla de La Vera hacia el collado de las Yeguas, para  luego descender hacia Aldeanueva de la Vera siguiendo el un track bajado de internet. Error.




El track nos llevó campo a través una vez que dejamos el marcado camino de la "Ruta de Carlos V".
Esto nos desgastó sobremanera: muchas horas de penurias y además, unos buenos arañazos y heridas en brazos y piernas.


Más tarde nos enteramos que hay un camino bien señalizado, que, por lo visto, lleva cómodamente hasta Aldeanueva.

En fin. Es nuestro sino. Nos perdemos incluso con el track.

De cualquier modo, el objetivo estaba cumplido. Habíamos ido a pasar el día en la montaña  y lo habíamos pasado...

De vuelta a la furgo, encontramos un sitio perfecto para comer y descansar a la orilla del río.

Allí pasamos la tarde conociendo, como no, los bares del lugar.

Por la noche, subimos a dormir a Guijo de Santa Bárbara, para así estar ya en el punto de inicio de la ruta del día siguiente. En teoría, el tiempo iba  a mejorar, así que aprovecharíamos para ascender hasta la Portilla Jaranda. Sin embargo, una niebla mañanera bien agarrada a la garganta nos hizo dudar por un momento. Decidimos comenzar e ir viendo cómo evolucionaba el día.


Además, Andrés empezó a sentir un fuerte dolor en el vasto interno que apenas le permitía correr, y que, como todo lo desconocido, acojonaba un poco.


Poco a poco, la niebla fue respetando nuestro paso, y el dolor, en subida, era soportable, así que conseguimos llegar al objetivo.



Sin embargo, la bajada estuvo fatalmente marcada por dos circunstancias: el dolor reapareció, y encima nos dimos cuenta de que el día anterior, en un momento en que tuvimos que abrir las mochilas para  sacar el chubasquero, habíamos perdido uno de los manguitos-recuerdo de la TAR de Andrés, y,  por lo visto, había sido culpa mía...




Así las cosas, bajamos con caras un poco largas hasta el inicio,


Para olvidar penas, nos vimos obligados a tomar una enoorme jarra de cerveza helada en una terracita divinamente ubicada al inicio de la ruta.

Volvimos al mismo sitio que el día anterior a comer... bueno o a merendar, porque cuando acabamos, era ya la hora del fútbol (que no sé exactamente qué hora es, pero creo que engloba prácticamente toda la tarde-noche de prácticamente todos los días de la semana). A mí el fútbol, está claro, me da igual, pero tomarme unas cervecitas y unas pipas en una terraza, me parece un plan buenísimo, haya lo que haya en la tele.

Antes de las 12 estábamos en la furgo, así que nos vimos una peli, y a dormir.

Para intentar calmar los ánimos, y sobre todo la conciencia, me empeñé en volver a subir casi hasta el collado de las Yeguas, donde sospechábamos que habíamos (había) perdido el manguito.
Aunque la previsión daba algo de lluvia, no importaba, había que intentarlo.


Llegamos al sitio donde pensábamos que podíamos haber perdido el dichoso manguito, pero buscamos y buscamos, y nada. No hubo forma, así que media vuelta, y ... ¡vuelta el dolor del Vasto!


Con más pena que gloria llegamos a la furgo justo a tiempo para que no nos pillara el chaparrón que comenzó a caer mientras comíamos.

Regresamos a Salamanca sobre las 18:00, y, deshaciendo la mochila, ¡oh, sorpresa!, ¡¡EL MANGUITO!!.
Había estado oculto en mi mochila todo el tiempo, lo que significaba que ¡¡ERA IMPOSIBLE QUE LA SUPUESTA PÉRDIDA HUBIERA SIDO POR MI CULPA!!. Es decir, si estaba en mi mochila, era porque "alguien" lo había metido allí..

Total, que todos contentos.

Y como no todo va a ser montaña, terminamos el finde metiéndonos una cenita a base de marisco y pescado que, la verdad, me supo a gloria.

¡¡Así sí!!



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