Con este panorama nos fuimos directamente a la pista donde se deja el coche para empezar la ascensión al Vignemale.
Cenamos allí,rodeados por otros como nosotros que preferían dormir allí y así salir prontito.
A las 6 sonó el despertador y tras remolonear un poquillo...en marcha.
La ruta es entretenida: una primera parte por senda en continuo ascenso.
Luego un par de horas por glaciar y por último toca quitarse crampones para acometer los últimos metros de trepada .
Sin duda las vistas merecen la pena.... De lo mejorcito q recuerdo.
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