El tema consistió en subir hasta el Pico del Águila, (aproximadamente unos 1000 metros de desnivel) trotando cuando pudiéramos y caminando cuando no. Al final yo tuve que andar bastante más de lo esperado. La subida es dura, pero más duro se me hizo ver cómo las piernas me pesan como vigas de hormigón.
¿por qué? No lo sé. Hago descansos, pero la cosa no mejora.
¿dónde quedó aquella fuerza de Cebreros, de los 101 o de la Transvulcania? No lo voy a negar, estoy un poco asustada.
Mañana tengo otro exámen en las 12 horas que dura el Orientagredos. A ver cómo van Pili y Mili...Espero ir recuperándolas poco a poco, porque si no no sé qué va a pasar
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