miércoles, 24 de agosto de 2011

3 al 12 de AGOSTO: CÓRCEGA: Redescubriendo el placer de las travesías

Desde que el año pasado Andrés oyera hablar del GR-20 de Córcega, durísima travesía de abultados desniveles, buyía en nuestras cabezas encontrar un hueco para ir a patearlo.
Con el desvarajuste de verano que llevamos, la idea de hacerlo completo (unas 10 etapas apurando un poco) se hízo imposible, pero al final "rascamos" unos días para intentar completar, al menos, la mitad.
La idea original era atravesar la parte norte, donde se encuentran las mayores elevaciones, sin embargo, el traslado hasta  allí nos haría perder un día más, por lo que decidimos empezarla en el pueblo de Conca, e ir avanzando hacia el norte hasta Vizzavona.

DÍA 1: De Conca a Casas de Bavella

La primera etapa comenzó bastante regular: La pereza inicial se juntaba con la noticia de que en la mayoría de los refugios donde íbamos a dormir (pese a que a algunos se llegaba incluso en coche) no se podía pagar con tarjeta. Echando cuentas, si, como pretendíamos, reservábamos cena y desayuno, las cuentas no salían...o salían pero renunciando a las merecidas y obligatorias cervezas de cada fin de etapa....Mal empezamos.
Además, como la etapa empezaba muy cerca de la costa, la humedad hacía que sudáramos y sudáramos de una forma bárbara. Yo no recuerdo haber sudado así en mi vida. Lo malo de esto es que te vas deshidratando a pasos agigantados, y, para colmo, llevábamos poca agua....
En esas andábamos cuando, por arte de magia, nos topamos con una zona de descanso con una fuente cercana. Primera buena noticia del día.




Al cabo de unas cinco horas y media llegamos al primer refugio, el que en teoría sería el final de etapa. Sin embargo, el guarda nos informó de que si hacíamos una parte de la etapa del día siguiente, llegaríamos a Casas de Bavella, donde había algún albergue donde podríamos pagar con tarjeta. Pues no se hable más: En hora y media nos plantamos allí.
Apalabramos con uno de los albergues que nos cobraran todas las consumiciones, más media pensión con tarjeta, y así, seguíamos contando con todo el dínero en efectivo.
Y así, felizmente, acabó lo que había sido un día agotador.


Comienzan a distinguirse al fondo los grandes macizos
 Tiempo total de ruta: 7 horas apox.


Día 2: De Casas de Bavella a Matalzza


Salimos de Bavella sobre las 8.30 de la mañana, con destino al refugio de Asinau, donde llegamos sobre las 12. Salíamos bien descansados, duchaditos y con todo el efectivo intacto, así que contentos.




En un par de horas nos pusimos ya en medio de un ambiente mucho más alpino, progresando por una preciosa cresta
Con algún paso difícil



Refugio de Asinau

Tras pasar el refugio de Asinau, ascendimos por un collado con unos 400 m. de desnivel que nos hizo sudar, y, una vez arriba, seguimos las marcas blancas y rojas en un sentido que no nos cuadraba con el del mapa.


Seguimos con la mosca detrás de la oreja hasta que llegamos a un refugio que no venía en el mapa. El guarda, Jean Louis, nos explicó en un idioma a mitad de camino entre el francés y el italiano, que habíamos seguido una nueva ruta que habían hecho del GR. Nos indicó dónde estábamos en el mapa y dibujamos el nuevo recorrido para no perder el rumbo.


Un poco más adelante, nos encontramos con el encanto del refugio de Matalza, donde decidimos pasar la noche.

El guarda nos ofreció dormir en una de sus carpas y nos indicó dónde estaba la ducha. Una vez limpitos, nos dedicamos a disfrutar del buen ambiente que había en el refugio hasta la hora de la cena.


Pietra: La cerveza corsa hecha de castaña
Tiempo total de ruta: 8h 54 min.

Dia 3: Del refugio de Matalza al Refugio de Prati

Salimos sobre las 7:45 de la mañana hasta el empalme del nuevo recorrido del GR con el sendero tradicional, el que teníamos en el mapa. Esto nos llevó al menos una hora.



Una vez allí, caminamos hacia Punta Capella (2041 m), donde cogimos una cresta que nos llevaría hasta el refugio de Prati acompañados por unos vientos de velocidades desorbitadas.


Andrés contra el viento

El refugio al fondo. Ya queda poco
Antes de llegar al refugio dejamos las mochilas para hacer una pequeña cumbre


Montamos la tienda (también llamada “la jabatilla”) en las inmediaciones del refugio y descansamos tomando unas Pietras hasta la hora de la cena.

Nos fuimos pronto al saco, pero apenas dormimos nada a causa de la velocidad del viento. Yo llegué a temer por la tienda. No tenía muy claro que una tienda comprada en un supermercado aguantara tal inclemencia. Pero sí, aguantó. De ahí su nombre.

Tiempo total de marcha: 10h 5 min.

Día 4: Del Refugio del Prati a Casas de Campanele

Emprendimos la marcha a las 7 de la mañana. Hoy el madrugón había sido mayor, dado que estábamos deseando salir de la tienda y desmontarla. Había sido una noche incomodísima.



Nos dirigimos hasta el Col Verde, donde llegamos a las 9:30 de la mañana. De allí comenzaba una subida bastante pronunciada hasta el cruce de Plate de Gialgone (1590 m.). tomamos el desvío hacia la variante que asciende al Monte Renoso, pero tras hora y media de marcha, nos vimos en la explanada de Pozi, con unos nubarrones que no auguraban nada bueno y verificamos que además nos habíamos equivocado. Visto que atacar la cumbre desde otro sitio era un tanto peligroso, decidimos dar la vuelta y seguir por la ruta normal.
Explanada de Pozi con nubarrones al fondo

Fueron unas cuantas horas por un bosque que se hicieron muy monótonas: El paisaje fue el mismo durante las 3 horas siguientes y terminaba por resultar pesado.

Llevábamos unas 7 horas de marcha cuando atravesamos el puente de Casaccie, desde donde quedaba otra dura subida hasta las Casas de Campanelle.

Íbamos contando con que podríamos pagar con tarjeta, y nos quedaríamos en el albergue, cenaríamos calentito y nos daríamos una buena ducha. Sin embargo, el primer letrero que leímos fue: NO TARJET CARD.

Uff!!

Todo se arregló y nos pudimos quedar por unos 6 euros cada uno en un refugio y darnos una ducha de agua fria. No era lo mismo pero me supo a gloria.
La tía más feliz del mundo


En este refugio nos encontramos con los primeros y únicos españoles que vimos durante toda la travesía. Vascos, por supuesto.

Tiempo total de marcha: 7 h 50 min.


Día 5: De Casas de Campanelle a Vizzanova.

No pudimos ni desayunar en el albergue, porque abría muy tarde,  así que nos pusimos en marcha antes de las 7:30. Hoy era camino fácil y, tras un collado que nos presentaba el Monte d’Or desafiante justo en frente, sólo quedaba una gran bajada hasta Vizzanova.



Ya hay ganas de llegar



Monte d'Or al fondo. Para la próxima

Sobre las 11:15 ya estábamos allí, con el billete de tren comprado y tomando un café y una cerveza para celebrarlo.


Ya nos vamos, pero hay que volver.



A partir de aquí se sucede todo un día de tren, autobús y ferry hasta que sobre las 5 de la tarde llegamos a Santa Teresa de Garulla y buscamos un hotel para descansar esa noche. Es una cuidad muy turística y con multitud de plazas llenas de terrazas de bares y restaurantes. Realmente un contraste inmenso con lo que acabábamos de dejar.

A la mañana siguiente descansamos en la playa y a luego cogimos un bus a Fertilia. Una vez alojados allí, pasamos la tarde – noche en Alghero y al día siguiente, que finalmente nos había “sobrado”, aprovechamos para tirarnos al sol durante todo el día. Cuando cayó un poco el sol salimos a trotar por la playa (fatal) y luego a cenar comida italiana a un restaurante cercano.





Y aquí acaba la segunda parte de mis vacaciones.

Lo mejor ha sido el reencuentro con las travesías. El año pasado no pudimos hacer lo que planeamos, sobre todo por culpa del tiempo, y ya se echaba de menos.
La idea de llevar encima todo lo que necesito tiene, y siempre ha tenido, un encanto especial que me engancha.
La ruta elegida fue un acierto absoluto. Nos hemos acordado mucho de los Patxis. Unos paisajes impresionantes que no parecen pertenecientes a una isla, y un recorrido lo suficientemente duro como para que haya que tomárselo en serio, hacen de este GR una travesía cuya única pega es la lejanía y lo difícil que se hace llegar hasta el inicio.

A nivel más personal, por unos días me he relajado y he soltado un poco los nervios de toda la marabunta de eventos, citas, planes que me han traído un poco loca este verano. Allí la vida se hace fácil: levantarse, caminar, acostarse. El encanto de la simplicidad.





1 comentario:

r dijo...

Qué buena pinta esto de Córcega. A este paso te veo haciendo una guía de viaje para todos.