Los planes para el pasado fin de semana eran ir a un raid en Asturias, pero a causa de los problemas mineros de la zona, se suspendió, por lo que, a última hora, hubo cambio y fuimos a Leiria, a una prueba del campeonato ibérico de orientación.
Nos habían apuntado a una categoría más difícil que las otras veces que habíamos hecho carreras de orientación. Los resultados hablan por sí solos: Quedé la última...
El caso es que las carreras de orientación son muy divertidas: primero porque corres por el campo, y esto siempre es gratificante, y segundo porque, como vas concentrada buscando balizas, casi ni te enteras de la carrera. Son como pequeñas metas, con sus esprints, claro...
Tengo que estudiar un poco y practicar mucho si quiero hacerlo algo mejor, porque la verdad es que es un rollo quedar la última.
A parte de lo meramente deportivo, estuvimos en un pueblo costero cercano a Leiria: Vieira. Muy bonito. Típicamente portugués, con el mar muy bravo y las inmensas playas cubiertas de brumas. Es un paisaje que me encanta.
La carrera del sábado fue por la mañana, y por la tarde estuvimos tomando un café y reponsando un poco. Después, probamos a volar una cometa que había llevado Álex.
Después cenamos pescado típico y a la cama, que el domingo nos esperaba otra prueba.
La prueba del domingo era la llamada "larga". Mi categoría tenía un recorrido de 6.9 km., pero a juzgar por lo que tardé en hacerla (cerca de 2.30 h.) creo que haría como mínimo el doble de kilómetros. De todas formas no la acabé, porque me perdí tanto que decidí tomar rumbo directamente la meta y dejar tres balizas sin picar. No pasa nada.
Aquí llega Andrés, con la satisfacción del trabajo concluído
De este fin de semana me quedo con las carreras por el monte, el paisaje y por supuesto con la compañía, y me doy cuenta de que necesito un mínimo de preparación para estas carreras. Estoy en ello.
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