Iba con nervios y sabiendo que lo pasaría mal, porque tanta caña, tanto pincho y tanta juerga, al final no deja ni tiempo para salir a correr, pero bueno, últimamente me tiro a la piscina con mucha más frecuencia, así que para allá fui.
Efectivamente: lo pasé mal. Desde el principio el recorrido marcaba una pendiente digna de la tierra en la que se celebraba, y hubo bastantes momentos en que tuve que ir andando. Me consolé viendo que no era la única que bajaba el ritmo, pero no nos engañemos, sé que si hubiera entrenado más, muchos tramos los podría haber hecho trotando al menos .
Al llegar a Candelario (km. 5), la cosa se volvía del revés. Se entra al pueblo por la parte de arriba y se baja hasta la parte baja por la preciosa calle principal. A partir de entonces, empezaron sendas estrechitas y caminos entre pinares. Un auténtico gusto. Con algo menos de un km. por las calles de Béjar concluía la prueba.
El caso es que como eran dos pruebas paralelas, los participantes se dividieron, y yo creo que no seríamos más de 50 corredores en cada una, lo que explica que en la entrega de premios, hubiera uno esperándome: tercera clasificada: trofeo y 50 euritos.
Mira qué bien!!
Me los gasté celebrándolo, como debe de ser...
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