viernes, 4 de mayo de 2018

21-22 ABRIL. GREDOS.

Cambio de planes de  última hora.
Sábado mañana, desayunando:
- Uf, un poco de resaca... ¿pereza el viaje ahora hasta San Isidro, no?
- Y además no dan demasiado bueno...
- ¿Y si nos quedamos por Gredos? total, en poco más de una hora estamos allí... Podemos hacer noche en el Refugio...
- ¿Habrá sitio?... Espera, que llamo (...) Pues ya está, reservado para esta noche dos personas....

Y así fue como los planes de ir a San Isidro cambiaron por los de ir Gredos y los de dormir en La Felechosa, con el ambientillo après ski, por el del Refugio de la Laguna Grande, donde el ambiente es... digamos dispar.

Llegamos a la plataforma sobre las 12 de la mañana. Como digo, no madrugamos demasiado. Nos pusimos los esquís viendo que el día, aunque había alguna nube, parecía bueno.

La calidad de la nieve no era la de hacía dos semanas, pero bueno, teniendo en cuenta las alturas a las que estamos, que haya nieve ya es un triunfo.

Foqueamos hacia el Morezón por la subida normal, y a la altura de Navasomera nos alcanzó una niebla que ya no nos dejaría ver más. La última pala la hicimos prácticamente a ciegas.

La idea era bajar por la cuerda del Morezón hacia Barrerones, hasta que vieramos una bajada con buena pinta... como no podía ser de otra forma, Andrés la vio clara mucho antes que yo, que llegué prácticamente hasta el camino de la Laguna.

No era muy tarde, pero ya había ganas de llegar al refugio,

cambiarse de ropa, y tomar un par de cervecitas al lado de la estufa.


Había bastante gente, y, como digo, de toda clase. La tarde estuvo entretenida.
Después de cenar y tomar un café, no quedaba mucho más que hacer, así que prontito al saco.

A la mañana siguiente, tras desayunar (muy flojo el desayuno del Refugio, la verdad) nos pusimos en marcha. No teníamos muy claro qué nos dejaría hacer el tiempo, así que de momento, nos pusimos los esquís y emprendimos el regreso por el camino normal.

Al llegar a Barrerones, el día parecía despejado, así que cogimos la cuerda, de nuevo hasta el Morezón, y, desde allí, quitamos las focas y bajamos pasando por el Refugio del Rey, hacia Prado Puerto, donde tuvimos que ponernos otra vez las pieles.

Al final de la ruta, casi llegando a la calzada, ya no había continuidad y tuvimos que echarnos los esquís a la espalda.

En la plataforma, cambiándonos y recogiendo el material, se puso la tarde muy fea, así que nos alegramos de estar ya en la furgo.

Ya sólo quedaba el clásico montadito en La Bodeguita para reponer fuerzas. Esta vez, con una ración de oreja... No, si, claro....

Aunque aún quedaba un día de fiesta (día de la Comunidad), decidimos volver a Salamanca y aprovechar el día extra para pasar la tarde-noche de terraceo.


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