Como Andrés está preparando los 70 km del Ultra de Casillas que será el próximo 3 de junio, el sábado
día 12, después de una sesión familiar de vermú, partimos hacia allí con la
intención de hacer noche en la furgo y madrugar para recorrer parte del track de la carrera. Como yo
aún estoy en periodo de reeducación, y mi musculatura no está muy
acostumbrada a correr por terreno
irregular, había que ser prudentes, así que decidimos hacer la versión
cross de la carrera. Son unos 25 km que comparten recorrido con el ultra, así
que así al menos Andrés se podía hacer una idea de lo que le espera el día de
la carrera.
Despertamos pronto, tanto que aún no estaba abierto el bar, así que desayunamos
algo en la furgo, y en lo que nos preparábamos para salir y demás, cuando nos
pusimos en marcha ya pudimos tomar un café rápido. Como siempre, el inicio
duro: Subida “a dolor” por las calles del pueblo que poco a poco te van sacando
hacia caminos entre parcelas y huertos particulares, para, un poco más
adelante, comenzar la subida por pista y senda hacia el “collado de las vacas”,
primer punto de referencia que alcanzamos con relativa facilidad.
Desde aquí, por una amplia pista que, pese a lo que parecía
al principio es bastante “corrible” (es un decir) se llega “El Berrueco”. El desnivel es
bastante, pero, como digo, la subida se hace sin grandes problemas ni grandes
sofocos.
Ya hemos alcanzado la parte más alta del recorrido, ahora
comienza un sube-baja de lo más entretenido, para llegar al “Puerto de
Casillas” casi sin darte cuenta.
Aquí es donde los corredores del ultra tendrán la “bolsa de
vida”, y donde, si Dios quiere, esperaré junto con la familia a Andrés para
darle una recuperadora croqueta de Paquita.
El paraje es chulo y se puede llegar en coche, así que yo
creo que será un buen sitio para llevar un balón, una nevera con cervezas y
esperar a que pase.
Después de inspeccionar un poco el sitio, seguimos nuestra
ruta, que empieza con otra gran subida hacia “La Virgen del Mirlo”, donde se
inicia ya la bajada. Bastante incómoda, por cierto, y que te pone prácticamente
a los pies de Casillas.
Esta es la peor parte, porque prácticamente ves la “meta” y,
con la miel en los labios, el recorrido
hace un par de bucles que alejan de nuevo del pueblo para dar un rodeo y volver
al mismo punto. Psicológicamente esto agota a cualquiera… Aunque, todo hay que
decirlo, los bucles pasan por zonas de bosque muy bonitas.
Una vez que hubimos despotricado un poco de estas vueltas,
terminamos el recorrido, que baja como última “gracieta” por una zanja que
supongo que se ha producido como consecuencia de la erosión del agua bajando de
la montaña. Muy incómoda y absoultamente
incorrible para mí.
Pero ya estamos en Casillas de nuevo, y por tanto, hemos
completado el recorrido. Hemos echado la mañana y estamos cansados pero
contentos.
Como no puede ser de otra forma, la ruta acaba en el bar.
La semana siguiente tuve unas agujetas que me duraron hasta el jueves, pero en realidad eso significa que estoy haciendo lo que me gusta, así que ya se sabes: "sarna con gusto, no pica".
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