Con los últimos acontecimientos que han ocupado la mayor parte de mis pensamientos, casi sin darme cuenta, me vi en el inicio de la Media de Salamanca, así, a lo tonto.
Sí, había entrenado algo, tampoco voy a mentir, aunque recordé que cuando estás en la línea de salida, nunca crees que hayas hecho suficiente.
Me puse detrás del globo de 1:45 porque no sabía si estaría para hacer ese tiempo, o diez minutos más o cinco minutos menos. La falta de costumbre... me sentía perdidísima
Perry me iba a acompañar durante toda la carrera. No le apetecía hacerla por su cuenta, pero tampoco se la quería perder.
Fui bien, dentro de lo que cabe. Charlando a ratos, sufriendo otros. Eso sí, prohibido mirar el reloj.
Y de repente...
Muy feliz.
Esa misma noche, que no podía dormir de la emoción, el cansancio y la resaca, me apunté a otra.
Seguiremos informando.
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