jueves, 29 de enero de 2015

Aunque me siento como en un "déjà vu" continuo, y aunque de vez en cuando me dan bajones gordos, gracias a Dios sigo con el ánimo suficiente para escaparme a la montaña a desfogar un poco.
Pienso que tengo que conformarme con lo que las circunstancias me permitan hacer e intentar no pensar mucho en lo que me gustaría estar haciendo o lo que es peor, en tiempos mejores que cada vez estoy más segura de que no volverán.

Por eso, el pasado fin de semana probé a ponerme los esquís. Subiendo muy bien. Bajando... muy mal, vamos, un clásico, jejeje







Aunque el día parezca bueno, la verdad es que pasé un frío horrible, porque el viento hacía la sensación térmica bajara drásticamente.


Así que hice una vueltita matutina, y a la hora de comer, pues eso, a comer y a recuperar para la noche, que había concierto y birras...

El domingo, y pese a las cervezas del día anterior, aún salí a correr un rato con Perrino, y luego, como colofón, rematé el finde con una buena sesión de vinitos que se alargó hasta media tarde. Tan agusto.


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