martes, 16 de septiembre de 2014

Verano atípico I:Eslovenia

Con más tiempo que ganas, vuelvo a escribir sobre los últimos eventos. Un verano completamente atípico en los últimos tiempos, más cercano a uno de mis veranos de hace casi dos décadas que a los que últimamente van "saliendo".
Porque este año me ha quedado clara una cosa: Los veranos, igual que el resto de tiempo libre, van "saliendo". Tú puedes tener planeados ciertos viajes, con ciertos objetivos, pero eso no te garantiza que vayan a resultar como tú los tienes planeados.

Al lío:

PRIMERA PARADA: ESLOVENIA.

Con la intención de hacer 5 días de travesía por el Parque Natural del Triglav, lo primero que no salió según lo esperado fue el gran abanico de actividades que nos iban surgiendo en nuestro camino hacia la montaña.
El primero, y cuando ya íbamos de camino hacia el primer refugio, fue una carrera de orientación que se estaba celebrando en un albergue de paso.
Hablamos con la organización, y 10 minutos después ya teníamos reservado alojamiento en el albergue para esa noche, mapa de la carrera y toda la atención puesta en la búsqueda de las balizas.

A la mañana siguiente, comienza la travesía. Empezamos con la mosca detrás de la oreja por un frente bastante preocupante que nos advertían que entraba al día siguiente, y porque nos advierten que la semana pasada ha nevado bastante y el Triglav parece que no tiene las condiciones que se le preveían para esta época del año...

Aún así, hacemos una preciosa etapa, de reencuentro con la mochila grande (¡qué diferencia con la de trail, por Dios!), con las travesías y con los Alpes.





Comprobamos, tal y como nos habían dicho, que los refugios funcionan de forma muy similar a los de España, y que no habría ningún problema, pues los eslovenos son gente muy amable y siempre dispuestos a echarte una mano ante cualquier cosa.

Tal y como nos temíamos, al día siguiente el tiempo empeoraba, el Triglav requería material técnico que no habíamos llevado, y las opciones se nos redujeron a una: Bajar.

De repente estábamos en la civilización, pero aunque eso no era lo planeado, decidimos que había que aprovechar el tiempo, así que hicimos turismo, alquilamos bicis, y hasta tuvimos tiempo de ir un día a recorrer los apenas 40 km. de playa que tiene Eslovenia.









Además, como viajábamos desde Venecia, adelantamos la vuelta para quedarnos un día entero para visitarla, junto con Murano y Burano.






Nada salió según lo esperado, y, sin embargo, fueron unas vacaciones geniales.

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