martes, 13 de mayo de 2014

Las bicicletas son para el verano

Estoy muy contenta (dentro de lo que cabe) con esta nueva faceta de biciclista que se está apoderando de mí.
Mis cositas conmigo

A la espera de resultados de sendas resonancias en las rodillas (hoy recogeré la de la derecha, la "buena", que por lo visto no lo está tanto), no quiero, ni me apetece correr, así que, como en algo hay que emplear el tiempo, me encanta hacer rutas en bici.

Empapada de noticias sobre la Transvulcania, mi carrera favorita, e intentado espantar pensamientos feos de mi cabeza, sucumbo felizmente en este mundo del cicloturismo.

Soy una paquete técnicamente, sobre todo bajando, pero me da igual. Me lo paso bien y me gusta mucho el ritmo de la bici: mucho más rápido que la carrera o el paseo a pie, pero lo suficientemente lento como para poder "captar" muchos detalles que en coche se te escapan.


A lo que vamos, que me lío: sábado mañana, cargamos la furgo con las bicis y nos ponemos en San Miguel de Valero a medio día. Si, sí, madrugando...

Sobre las 13:00 ponemos rumbo a Pico Cervero. Yo sólo había subido una vez, con el colegio, ¡¡hace 20 años!!.

La subida es bonita, los paisajes serranos de esta zona siempre me recuerdan episodios de cuando era niña. Me gusta.

Una vez en la cima, comemos algo, nos hacemos unas fotos... lo típico



Nuestros planes iniciales se modifican, porque no tenemos referencia clara de si se puede enlazar la ruta prevista, así que bajamos hacia Linares, y desde allí, bajamos hasta Monleón.

Cañita recuperadora y vuelta para  San Miguel de Valero.

Como Andrés tiene que entrenar para la Hiru, él se va a correr un ratito, mientras, yo me ducho, me tomo unas cervecitas y trasteo un poco por la furgo.


Esta vez, la idea era hacer más vida en la furgo y no tanto en los bares. Nos habíamos propuesto cocinar allí, así que hicimos la cena tranquilamente, mientras iba anocheciendo, tomando un aperitivo... un lujo.



Después de cenar, dimos un paseo hasta el pueblo, tomamos una cervecita, y a la cama.

El domingo, volvimos a coger las bicis y la primera parada fue para ver a los Pitis que estaban compitiendo en una carrera que había en San Miguel.



Después, tomamos un GR que nos llevó a El Tornadizo por un camino muy agradable, con alguna que otra sorpresilla:


 y desde allí tomamos una pista que nos puso rápidamente en Los Santos.

Allí nos llamaron los Pitis, que nos esperaban para comer en San Miguel de Valero, que había patatas meneás populares, así que bajamos hasta San Esteban de la Sierra por carretera, y desde allí, una interminable subida hasta San Miguel.

Hicimos hambre, así que las patatas nos supieron a gloria.

Sentados en una terraza, con la barriga llena, con el ambiente que daba la carrera al pueblo, pasamos un par de horas de tertulia, comentando los devenires de la jornada. Unos y otros.

Y llegó la hora de recoger.

Pasada fugaz por Sanchogómez

y a tiempo para bajar a tomar unas cañitas por los bares del barrio.

Fin de semana genial, de los que te dejan con ganas de más.


Y por lo demás... pues a la espera...


No hay comentarios: