El día 21, en honor a San Sebastián, nos estrenamos en eso del esquí de fondo. Como todas las modalidades del esquí a mí no se me dio precisamente bien, pero eso no evitó que echáramos unas risas y buen rato con Sergio, Miriam y Josepe.
El siguiente fin de semana, como hay que darle vidilla a la furgo, nos fuimos desde el viernes a Hoyos del Espino. De momento no hay nada montado, pero estamos estudiando cómo hacer la vida furgonetera más fácil y cómoda. Seguiremos informando.
El sábado, se suponía que haría bueno. Lo sabíamos nosotros y, por lo visto, media España, a juzgar por todos los coches que abarrotaban la plataforma....
El caso es que, aunque nuestra intención era subir al Morezón con los esquís de Travesía, cuando llegamos a la parte más alta, justo antes de la última pala, el viento soplaba tan fuerte que yo no podía avanzar ni un paso.
Así que no quedó otro remedio que: esquís a la mochila, crampones y a perder altura rápidamente. Lo malo es que, con los esquís en alto, hacían efecto vela, y había que ir con mucho cuidado.
Un poco más abajo, resguardaditos del viento, hacía un día precioso. Hicimos algunas subidas y bajadas para no acabar el día tan pronto, y, a mediodía, dimos la actividad por finalizada.
Después de descansar un poquito, bajamos a Hoyos a tomar la merecida cañita, y luego, quedamos con Antonio en Candelario para hacer una típica noche de juerga, que ya había ganas.
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