miércoles, 7 de noviembre de 2012

PUENTE DE LOS SANTOS. La vuelta a Pineta

Salimos del trabajo zumbando a recoger el coche, ya arreglado, y deseando llegar cuanto antes a Jaca, donde pasaríamos la noche de camino a Bielsa, en el Valle de Pineta.
El viernes antes de las 10 de la mañana estábamos ya dispuestos a empezar a patear por el valle. Hicimos un recorrido de unas cuatro horas, que el tiempo tampoco acompañaba mucho.




Para relajarnos, conocimos algunos bares de Bielsa:.


Y a media tarde a comer-merendar-cenar en el apartamento. 

La verdad es que éste atrapaba más de lo deseado. Se estaba tan agustito que dos de las tres tardes que pasamos allí, nos dio pereza volver a salir después del pateo y las cañas matutinas.

El viernes, que se suponía que haría mejor tiempo, aprovechamos para ponernos las botas de montaña (ni recordaba la última vez) e intentar llegar algún 3000 por el Balcón de Pineta.






Las condiciones eran bastante más invernales de lo que esperábamos, y, aunque llevábamos material, una vez que llegamos, no sin esfuerzo, pues nos tocó ir abriendo huella, al balcón, decidimos dar por finalizada la ruta allí.

Se supone que la vista desde allí es espectacular, pero.... la verdad es que nosotros no podemos asegurarlo...



Después, bajada rápida, que hacía muchiiisimo frío, y  a repetir la jugada y los garitos del día anterior.


Ya es sábado. Los días pasan muy rápido, y eso que nos pegamos buenos madrugones. Hoy se suponía que estaría lloviendo todo el día, sin embargo, aprovechamos que la previsión no es muy precisa y salimos a trotar por un PR muy cerca de la frontera con Francia.
 A las dos horas, más o menos, alcanzamos una niebla muy incómoda, y, sobre todo, muy fría, así que decidimos darnos la vuelta e ir a hacer un poco de turismo por Francia.



 Lo que pasa es que esto del turismo no se nos da demasiado bien, así que pronto estábamos tomando unas cervezas, y después de la ducha, rematamos la faena en Bielsa.

El domingo, era el triste día de vuelta, pero, aunque llovía a mares, aún nos dio tiempo y nos acompañaron las ganas de ir a hacer una carrerita matutina de una hora, para desentumecer las piernas y prepararnos para las más de 7 horas de viaje que nos esperaban.
Bueno, para eso, y para empaparnos hasta los huesos....



Y con esto, y poco más, quedamos "aviaos" para el siguiente reto, en el que, por cierto, no tengo ninguna fe.

Seguiremos informando.







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