Comenzamos el segundo día de travesía aún no demasiado cansados. Desayunamos y partimos hacia la playa de Santo Tomás, donde preveíamos que íbamos a comer y avisamos a Esther, Natalia y Beita de que pararíamos allí por si podían unirse a nosotros a la hora de comer. Por el camino, paramos en Llucalari para bucear un poco, que merece la pena. JO!, me picó una medusa!!
Llegamos suficientemente pronto como para aparcar la piragua, tomar unas cañas e ir a comprar víveres al súper.
Después de comer todos juntos en el chiringuito de Chema, y de recibir nuevos regalos por mi cumple, hicimos una buena sobremesa. Risas, anécdotas....
Casi a las 6 de la tarde reemprendimos la marcha, y, como ya era muy tarde, nos quedamos en una cala cercana: Trebalúger, donde se puede remontar un tramo del río del mismo nombre.
Aquí se aprecia el pequeño tramo de arena que separa el río del mar.
Volvimos a coincidir con los mismos chicos piragüistas de la noche anterior.
Encontramos una especie de cueva para dormir muy chula. Cuando nos cansamos de mirar las estrellas, nos fuimos al saco.
El tercer día nos levantamos decididos a meternos un poquito más de caña, porque el día anterior habíamos vagueado bastante. Hicimos una parada en Macarella (donde por un módico precio pudimos darnos una ducha) y comimos en Son Saura, una pequeña siesta y a proseguir.
Por la tarde llegamos bastante cansados a Xon Xoringuer, y encontramos una parcelita muy maja para dormir. La siguiente madrugada veriamos desde allí la salida de sol más espectacular que yo recuerde.
Como no era muy tarde, nos dio tiempo a tomar unas cañas y unas raciones en los chiringuitos de la playa, mientras esperabamos el mensaje de la empresa comunicándonos que no podíamos seguir hacia el norte, si no que tendríamos que dar la vuelta y regresar de nuevo por el sur.
Prácticamente ya nos habíamos hecho a la idea, así que no nos importó mucho.
Cenamos y al saco.
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