Y pegarnos la vidorra padre, tocaba otro mucho más sufrido.
Lo peor del fin de semana ha sido el madrugón del sábado. A las 6.15 sonó el despertador, apenas 4 horas después de meter mi cuerpo hasta arriba de cerveza en la cama.
Tuve serias dudas sobre si levantarme o dejar tirados a mis compañeros y continuar durmiendo al menos un par de horas más. No era un capricho, es que no podía levantarme, como MECANO. Gracias a Dios me arrastré de la cama a la ducha, y me tumbé en la parte de atrás del coche a intentar dormitar un rato hasta que llegaramos al puerto de Tornavacas, lugar de donde salía la ruta.
Paramos a tomar un revitalizador café en Barco de Ávila, y a las 9.50 comenzamos la caminata. Sabíamos que serían aproximadamente 10 horas hasta que volvieramos a estar en el coche, así que por eso, y por mi estado catatónico, comenzamos a subir con bastante calma. Menos mal.El calor ayudó a que poco a poco, y trago de agua a trago de agua, se me fuera pasando la resaca, y aproximadamente a las 2 horas, justo cuando se llega a un macrohito:
incluso empecé a hablar.
Desde este punto, y hasta la Covacha, aún nos quedaban tres horas por la cresta que se ve al fondo. Esta parte se pasó rápido porque había un poco de todo: trepadas, rocas grandes, pendientes, bajadas....Total, que a las 3 de la tarde estabamos en la cumbre de la Covacha:
Al lorito la cara de mala leche que me gasto. Y es que había allí un GI-LI-PO-LLAS, que estaba haciendo el GI-LI-PO-LLAS con una cámara de fotos, y que, aunque nos estaba oyendo decir que queríamos hacer una foto en con el punto geodésico, no se apartaba para facilitarnoslo...
Por fin se quitó y:Y vuelta.
La vuelta la hicimos mucho más rápido por la inminente tormenta que sobrevolaba nuestras cabezas y que finalmente descargó cuando ya estabamos cómodamente tomando una cerveza con limón en una terracita... No por ello se nos hizo más corta: Sabíamos que esta era una ruta larga, y, por supuesto, las últimas dos horas fueron duras, pero, habíamos conseguido hacer cumbre, y la sensación de objetivo cumplido compensaba el esfuerzo.
Para que las horas se hicieran más cortas, aprovechamos para hacer un poco el tonto:
El sentido del humor es muy importante...
Total, que después de la paliza, nos fuimos a Jerte, y conseguimos que la señora del camping nos cobrara un bungalow de 4 personas a precio de 2, ejjeejej. Menos mal, porque no nos apetecía nada montar la tienda, y mucho menos teniendo en cuenta la que iba a caer media hora después....
Después de una reparadora ducha, nos tupimos a jarras de cervezas en el bar del camping, y nos fuimos con un melocotón importante, a cenar a nuestro "hogar".
Caím0s rendidíiiiisimos.
El domingo, con un poco de resaca, estuvimos de terraceo por Jerte, cañita va, cañita viene. Un poco "a lo marqueses", que diría el gran Borja de Basuri.
Después de comer,y de ver perder a mi novio Nadal, volvimos para Salamanca, salimos a correr 41 minutitos para sudar las cañas de por la mañana, y ¡ale! a descansar.
Yo soy más de salir el viernes, descansar el sábado e ir a la montaña el domingo, pero he de reconocer que este fin de semana ha salido redondo (salvo por lo de Nadal, claro).
1 comentario:
Joe, parece una novela.. qué sufrimiento, qué superación, qué de aventuras...
Por aquí hay uno que te pide la paga (qué cansino soy, eh?)
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