miércoles, 20 de agosto de 2008

De vuelta a la rutina

Con la ilusión con la que empecé las vacaciones hace apenas....unos días, y ¡se han acabado!.
Cada año se me hace más dura la vuelta a la rutina: trabajar, estudiar, volver a coger los buenos hábitos adquiridos con esfuerzo y constancia durante el invierno...
Pero bueno, es lo que hay, así que no vale de nada lamentarse.
Las vacaciones han sido lo suficientemente largas como para darme tiempo a hacer varias cosas diferentes (muuy diferentes).
En principio, y para no perder la tradición, me fui a la playa, a vaguear, tomar el sol, comer bien, y beber mejor con Susana. Este año fuimos a Lanzarote, y estuvimos allí 5 días en los que intentamos hacer todo el turismo que se puede hacer en una isla sin coche. Al final, tuvimos que alquilar un día uno (un descapotable chulísimo) para poder ver los rincones a los que no llegaban las guaguas.
A pesar de mi poca destreza en esto de la conducción, fue un día súper divertido, y, gracias a Dios, no hubo que lamentar ni un sólo rasguño.

Cuando regresé a Salamanca, y me reencontré con mi compañero de viajes, cambié radicalmente de ambiente y me fui a las fiestas de CANDELARIO (mi pueblo, como todo el mundo sabe). Pues eso: FIESTAS.

Aproveché algún ratito mañanero para ir a correr por la sierra, pero poco, la verdad, que la fiesta y el deporte andan muy reñidos...

A la vuelta, hicimos las mochilas de montaña y nos fuimos a meternos una travesía de 4 días por PICOS DE EUROPA:
Después de pasar la noche en Posada de Valdeón, y sufrir un poco, porque la mañana en la que teníamos pensado empezar a subir amaneció con bastante niebla - que poco después desapareció- comenzó una agónica ascensión hasta nuestro primer objetivo: REFUGIO DE COLLADO JERMOSO.
Y digo agónica porque comprobé que mi forma física estaba bajo mínimos, y he de reconocer que lo pasé muy mal hasta llegar allí. Ya había ido otras dos veces, y no lo había pasado tan mal ninguna de ellas...Ya sabemos que el primer día siempre es el peor, pero la verdad es que no me esperaba que tanto...

La suerte fue que al día siguiente, mis piernas respondían sin problemas, y mi miedo de no poder acabar la travesía se disipó en seguida.

Este día teníamos pensado llegar hasta el refugio de URRIELLU, pasando por CABAÑA VERÓNICA, pero se nos hacía una ruta un poco corta, y dejamos las mochilas escondidas para, de paso, subir a un pico espectacular por sus vistas: TESORERO:

A la hora de comer, estábamos a dos horas y poco del refugio, por lo que esa tarde tuvimos mucho tiempo para descansar, lavar (nosotros y la ropa), tomar unas buenas cervecitas y hasta ver un rescate a dos escaladores que se habían quedado atrapados en el NARANJO DE BULNES.

El tiempo nos estaba acompañando: cada mañana amanecía luminosa, y sin una nube en el cielo. El tercer día no fue una excepción, así que, después de tomar un buen desayuno, partimos hacia el refugio de los CABRONES, donde dejaríamos las mochilas, y partiríamos hasta el PICO MÁS DURO QUE JAMÁS HE SUBIDO (y que no volveré a subir jamás) la cumbre de Picos: TORRE CERREDO.

Fue una ascensión agotadora por lo expuesta, y sobre todo por la sombra de qué pasaría durante la bajada, cuando tienes el abismo de frente. Bueno. Digamos que lo resolvimos, que cumplimos el objetivo, y, una vez fuera de peligro, paramos a comer algo.

El pico es grandioso, con unas vistas de todo el macizo central excepcionales...lástima que estuviera tan "preocupada" de cómo iba a bajar de allí que apenas pudiera disfrutar...

En fin, después de comer partimos hacia el REFUGIO DE CABRONES, donde íbamos a pasar la noche. Llegamos a media tarde y nos dedicamos a lo mismo que las anteriores tardes: ASEO PERSONAL (bueno, esto sólo Perrino y yo), cervecita, y contemplación embelesada del entorno en el que estábamos...

En la ruta inicial, ahora partiríamos de nuevo hacia REFUGIO DE COLLADO JERMOSO, sin embargo, después de informarnos bien, decidimos bajar hacia el pueblo de CAÍN, puesto que la primera era bastante complicada, sin señalizar y poco transitada.... Vamos, que nos íbamos a perder seguro.

¿Fue una buena decisión? En el momento sí....5 horas después, tras haber bajado una canal de pendiente desorbitada, y al menos dos pedreras, metidos entre un campo de hierba que nos llegaba por encima de las rodillas, sin hitos, ni manolitos, ni sendero ni NADA que nos dijera por dónde habíamos de seguir....no tanto.

Aún no sabemos si nos perdimos, o el ¿camino? iba por donde nosotros fuimos, el caso es que Antonio y Andrés se tuvieron que subir a una loma para improvisar por dónde podíamos salir de allí.
Teníamos que ir "a lo Patxi" hasta una pedrera, bajarla como pudiéramos y llegar al río Cares, para luego, coger un camino de subida que enlazada con la hiper transitada (y salvadora) RUTA DEL CARES.

Nos costó mucho, especialmente a mí, que mis pasos eran cada vez más pequeños y pesados, pero finalmente, cuando llegué al río, no lo dudé: ¡AL AGUA PATOS!

Allí, ya más tranquilos y refrescados, comimos y descansamos.

Ya solo nos quedaba remontar el trozo de ruta del Cares que nos llevaría a Caín, donde (cervezas de por medio), hicimos dedo y llegamos a Cordiñanes.


Ha sido una travesía muy dura, pero compensada con lo espectacular de las montañas, y sobre todo, por lo gratificante del esfuerzo y del trabajo bien hecho.



Por eso, y porque, ¡qué coño!, nos lo merecíamos, la siguiente semana fue de relax total: primero buena cena en Posada de Valdeón, y luego, a Arriondas, a regarnos bien el gaznate. Nuestra vida allí pasaba plácidamente: Nos levantábamos, desayunabamos, nos íbamos de sidras, y ya de paso, tomábamos unas raciones, siesta, más sidras y copichuelas...

Así hasta la fiesta gorda-gorda: LAS PIRAGÜES. Compartimos la fiesta con Natalia, Odalis, Jero, Vero...

La idea era seguir al día siguiente la fiesta en Ribadesella, pero lo cierto es que se nos habían acabado las pilas, y decidimos irnos a dormir, y a descansar a Luanco.

El primer día allí, estuvo bien: playita, solecito, turismo...pero después empezaron las lluvias, el mal tiempo...total, que nos volvimos a casa, lavamos la ropa, desocupamos el coche, y nos fuimos al JERTE.

Más relax, más naturaleza....

y esto es todo.

Lo dicho, ahora, la vuelta a la dura rutina diaria...

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