miércoles, 18 de diciembre de 2013

PUENTE DE LA INMACULADA: PANTICOSA DE NUEVO


Siempre apetece volver a Pirineos, y más cuando el calendario laboral da una tregua de 5 días seguidos, pero el plan estaba diseñado en origen para los esquiadores. Y yo esquiar no puedo, así que estuve a punto de quedarme en tierra.  

Sin embargo, la incorporación a última hora de Antonio (Andoni), dispuesto a acompañarme a hacer montaña, me animó a apuntarme.

Salimos de Salamanca tardísimo, el viaje fue interminable, pero por fin llegamos a Panticosa casi a las 4 de la mañana.
Descansamos lo que pudimos y a las 8 arriba. Éramos muchos, así que los desayunos se alargaban hasta dos horas, de forma que cuando unos se quisieron ir a esquiar, y Antonio y yo a patear, eran ya más de las 11.

Como estábamos bastante cansados y además Antonio arrastra una lesión de muslo, tan sólo nos propusimos llegar al refugio de Bachimaña para calentar las piernas.




Esta misma ruta la hice con Andrés hace algo más de un año, pero con un día mucho más feo, y con muchiiisiima menos nieve.



De este primer día, destaco, sobre todo, la sorprendente fuerza que noté en la rodilla. Ni me lo hubiera imaginado... ¿a ver si al final esto de ser un animalito de gimnasio va a dar sus frutos...?

A las 16.30 habíamos quedado en Marchica para tomarnos unas cervezas con el resto de la expedición, así que recogimos a Esther en casa, y para allá que fuimos.

Todos estaban sanos y salvos y por las caras, parecía que habían aprovechado bien la jornada.


Cenamos en casa, tertulia sobre cine, y una vueltilla por el pueblo.


El sábado, Andrés se venía con Andoni y conmigo a subir el Peigeret.
Él con esquís y nosotros penando y enterrándonos continuamente en la nieve sin más ayuda que la de nuestras botas... Parecía el día internacional de las raquetas y de los esquís de travesía... pero no me extraña, porque la zona era un auténtico paraíso de la nieve polvo.



Tras unas 3 horas y algún que otro contratiempo, llegamos a la cima. Día espectacular y vistas impresionantes, como no.





La vuelta la hicimos Andoni y yo solos, pues Andrés desapareció en un instante pendiente abajo con sus esquís.

Después de unas 2 horas, llegamos al coche. Muy contentos y con ganas de "darlo todo" en Marchica.



Y así fue. 4 horas de un auténtico fiestón que nada tiene que envidiar al mejor cotillón de Nochevieja.
Yo creo que si no cierran, aún seguimos allí...







La mañana siguiente fue más relajada. Algunos ya se iban, y otros, de tanta fiesta del día anterior, necesitaban descansar.

Andrés y yo nos fuimos a airearnos un poco de nuevo a la zona del Balneario de Panticosa.
Por diversos motivos, salimos muy tarde, así que no nos dio tiempo a subir al Brazato, como teníamos pensado, pero llegamos al Ibón que está a sus pies.

Allí comimos algo y vuelta para abajo, que queríamos llegar a tiempo de despedir a los que mañana tenían que trabajar.

More, Daniela, Esther y Natalia nos abandonaron, así que los cuatro jinetes salimos a recorrer la zona de pinchos de Panticosa, que con tanto Marchia, apenas habíamos investigado este tema.

Lo pasamos bien, pero pronto regresamos al apartamento a hacer un poco el tonto.

El último día, Andrés quería darse una pequeña paliza con los esquís, y Antonio, Mariona y yo hicimos una rutita a paso ligero.


Después nos tocó esperar a Andrés, que había vuelto a subir al Peigeret, aunque desde otra vertiente. Se había enmarronado un poquillo y le tocó correr para intentar no llegar demasiado tarde y preocuparnos.

Ya sólo nos quedaba comer, recoger en casa y vuelta


Muy buen ambiente y muchiiisimas risas en un finde que ha tenido un poco de todo.

¡¡esto marcha!!

No hay comentarios: