Después de casi dos meses, he empezado a no sentir miedo y echarme mano a la rodilla cuando pienso en correr o en ir a la montaña.
Me lo he tomado, junto con la segunda vuelta en bici (la primera fue un fracaso) como un auténtico triunfo.
No sé si podré volver a correr, a entrenar como antes, pero al menos ahora, cuando se aproxime un fin de semana, podré hacer planes y pensar en algo más que sentarme en una terraza a dejar que el tiempo pase tomando cañas (que sí, que suena divertido, pero termina cansando....mucho)
Aún con mucha precaución (y preocupación), el sábado pasado subí a la Peña de Francia "a lo paseos". No es un gran desnivel, ni es una gran montaña, pero ahí está... hay que subirla.
No noté ningún dolor en la rodilla, aunque lo que sí entendí rápido fue que mi cuerpo se ha olvidado de aquéllo de estar un día entero en la montaña. Tanto a la subida como a la bajada, más menos a la hora u hora y media caminando, noté demasiado cansancio.
Me sorprendió, la verdad, pero entiendo que será así como tiene que ser....
Creo que las cosas bien hechas se hacen poco a poco y desde abajo. Me pareció un buen comienzo.
Al día siguiente, un día de bici, con merienda en la mochia y todo para rematar el fin de semana, y la primera parte de mi regreso.
Estoy contenta. Esta semana quiero probar a correr. Ya salí a trotar un par de días y no he tenido molestias, pero ahora quisiera probar un poquillo más: Media hora-cuarenta y cinco minutos por terreno blando es ahora mi objetivo.
Seguiremos informando.
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