Esta semana ha sido bastante caótica: cambios en el trabajo, turnos alternos, planeo de vacaciones imposibles y posibles....
Creo que es una vuelta a la realidad después de todo lo acontecido durante el verano. Me lo veía venir.
Pero lo peor de todo es que, tras varios fines de semana de bautizos, bodas, fiestas y demás eventos demasiado urbanitas y demasiado juntos unos de otros, pensé que el que viene iba a retomar, por fin, el ritmo de fines de semana al aire libre.
Pues la cosa se complica: Mis planes están ahora en la cuerda floja por un ¡¡maldito catarro!!.
No me lo puedo creer.
Con las ganas que tengo de subir a la Peña de Francia corriendo, y, ahora que parecía que lo iba a conseguir, los malditos virus deciden atacarme.
Así no hay forma de entrenar para la próxima carrera a la que estoy apuntada, y que todo señala que va a ser un estrepitoso fracaso.
En fin. El lunes sabremos si finalmente he podido "airearme" o bien si me he pasado el fin de semana en casa curándome y asegurándome de no ponerme peor...
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