Por fin me ha llegado mi nuevo equipo de esquí de travesía, lo que significa que espero que haya muchas más entradas como esta en el futuro.
Para estrenarlos, y como no podía empezar con algo más serio, nos fuimos a la Covatilla, y allí, con un día espléndido, una nieve espectacular y con muchas ganas, comenzamos la ascensión.
El primer contacto me produjo sensaciones extrañas: No lograba que mis pies hicieran lo que mi "maestro" me decía. No era capaz de arrastrar el esquí recto, o mejor dicho, sólo era capaz de arrastrarlo cuando me concentraba; en cuanto me despistaba, otra vez me salía el movimiento normal de pasos sin esquís, es decir, levantando el pie.
Esto me produjo un poco de frustración, pero nada grave.
| Los hay que encuentran un sitio para el desahogo detrás de cualquier roca |
La nieve, como ya he dicho, estaba espectacular, por lo que apenas había diferencia entre esquiar por las pistas y fuera de ellas.
Los esquís son mucho más inestables que los de pista, pero me hice con ellos antes de lo esperado, así que muy contenta.
Y el equipo también se me antoja un auténtico chollo (lo compré de segunda mano): Las botas están sin estrenar y las tablas y fijaciones en muy buen estado.
Como no teníamos mucho tiempo, a la 13.00, aproximadamente, nos tomamos un aperitivo, y rápidamente para casa que había que llegar a Valladolid para comer.
1 comentario:
Bienvenida al mundo de la Travesía. Cuando estés por el monte en invierno con los esquís y veas al resto de los mortales andando, verás como piensas en la pereza que te daría tener que enfundarte las botas de invierno e ir andando. Curioso pero cierto.
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